Inevitable Poesía

23 11 2009

  

Inevitable voz, de Milagros Salvador. Ed. Vitruvio

 

 

En el lienzo de la poesía pueden plasmarse una gran variedad de estilos y, lo más importante, estos pueden interpretarse con toda una extensa gama de colores y tonalidades para agradar al lector más exigente.

Es Milagros Salvador una poeta de estilo definido, pausado, con conceptos tremendamente cultivados y de formas limpias y correctas. Pero lo más interesante está en su texto: en esa paleta de colores con los que perfila y ahonda en las ideas de cada poema.

Inevitable voz, como el título del libro y del primer poema, es la voz de la poesía, la voz de una autora que mima los conceptos y los sentimientos canalizándolos de una manera magistral. Es un libro tan sencillo y, a la vez, tan trabajado, que lo aconsejable es degustarlo poco a poco para conseguir captar todas las sensaciones que quiere transmitir.  Como bien escribe Joaquín Benito de Lucas en el prólogo: ../..“poetiza ../.. temas del pensamiento clásico como la literatura, el saber, y los diferentes asuntos que ofrece el mundo griego”../..

Milagros Salvador nos traslada, atemporalmente, los temas cotidianos que inspiran la poesía. Viste la esencia de su creación con ropajes antiguos, porque envolviéndonos en el mundo de la antigua Grecia consigue mantener en vilo filosofía y poesía (palabras que pueden parecer muy distintas pero que forman un barbecho latente para la creación) en un estado de equilibrio y mesura que puede aparentar facilidad, pero en el que ha aplicado gran laboriosidad en el fin de cada poema.

No es casual la cita de María Zambrano con la que prefacia el libro:

“La poesía es la conciencia más fiel de las contradicciones humanas porque es el martirio de la lucidez, y la poesía, al sufrir el martirio de la lucidez, se aproxima a la razón”.

Esta cita es un axioma incuestionable para nuestra autora ya que Inevitable voz tiene un importante trasfondo filosófico. Recordemos que para María Zambrano la filosofía comienza por lo divino, con la explicación de las cosas cotidianas con los dioses. Milagros Salvador, al igual que María Zambrano, encara esta obra con dos actitudes: la actitud filosófica (que se crea cuando el hombre se pregunta algo) y la actitud poética (que es la respuesta y la observación). La razón poética tiene, pues, una relación entre filosofía y poesía. Si consideramos que la cuna de la filosofía fue Grecia podremos comprender porqué ha elegido Milagros Salvador encuadrar estos poemas bajo esa perspectiva y hacernos ser partícipes de una época esplendorosa.

En sus versos vivifica personajes como Zeus, Parménides, Sócrates, Hypatia, Platón, Atenea, Mimnermo, Safo, Antígona, Edipo…y todo gira en torno a cuestiones trascendentales sobre la vida, la muerte, el devenir, el tiempo, la razón o las ideas.

Dividido en dos partes (La lucidez del asombro y La pasión del enigma) comienza Inevitable voz con un poema solitario que, precisamente, da título al libro y que nos sirve de resumen y antesala del resto de la obra. Un poema con repeticiones diseminadas que dan fuerza a los versos y ahondan en el tema principal: ../..”voz que llegas / con acento de música a mi oído, / inevitablemente llegas, / como llega la lluvia que reposa ../.. y llegas, / en idilio perfecto, desde el fondo del alma, ../.. y llegas / con el fervor que adorna a las madres ausentes, / inevitablemente llegas, “../..

Y entramos, nunca mejor dicho, en la primera parte: La lucidez del asombro. Como una pieza musical, Milagros Salvador nos arrastra in crescendo desde el génesis al fin. Abre la puerta a todos los conceptos clásicos y si en el primer poema nos habla del Mediterráneo (../.. Mediterráneo, tú, que nos descubres / la luz que nos habita,” ../..)  pasaremos de estancias, en los sucesivos poemas, para ver la “Nave blanca que emerges / de la turquesa piel de vientos legendarios,”../.. que arriba a ../..”la epopeya a la que pertenezco”./.. para deleitarnos con los dioses, los mitos y los hombres (../..”porque los dioses no supieron / llenar este vacío de enfrentarnos al mundo, “../..), para seguir hablando de nuestro espíritu (“Del soplo de los dioses o del viento, / invisible semilla “,,/,,) o de nuestro destino (“../..Moira que desafías  /  la razón y la fuerza../..). Todo, repito, bajo la presencia permanente de la Grecia clásica y sus símbolos (../.. Grecia, bajo tu ropa blanca / se esconden los renglones / con palabras de siempre,” ../..) y reiterándose en la actitud filosófica acerca de la razón (Razón, en ti buscamos / el invisible eje de la naturaleza,”../..) la evolución (según Anaximandro, precursor de la actual teoría evolucionista), la idea (../..Nuestros sentidos llegan / a contemplar el universo / a través de su piel,”../..), el estoicismo (Estoicos, / serenidad que une la aceptación de las mitades”../..) o la impiedad (“Fue la impiedad la acusación / lanzada contra el alma de los otros “../..)

En La pasión del enigma, segunda parte del libro (y título significativo si nos ceñimos al significado de pasión como acción de padecer) seguimos inmersos en el mundo clásico pero desde una perspectiva más Heraclitiana (el famoso Panta rei) ciñéndonos a la tragedia de la vida, al tiempo que pasa (con la ingratitud de la pérdida de juventud), al devenir del todo.

Mimnermo y Safo nos acercan al descubrimiento de la lírica, Antígona y Edipo a la pasión de la tragedia, el propio Heráclito se vislumbra en ../..”el río, / y dejamos en las aguas la pregunta.”../..

También en esta parte nos habla Milagros Salvador del equilibrio (../..”la búsqueda del ser que nos espera / en el camino medio, la virtud,/../..), de los dioses apartados del cristianismo que ../..”con látigo de sangre les cubrió de ceniza, / y con ellos murieron las metáforas,”../.., del alma (“El alma es nuestra piel, / el límite del cuerpo, la verdadera herencia”../..), de la belleza, de la muerte (una muerte bella y sugerente, por cierto), de la soledad.

Dejo aparte, como composición favorita y personal, El color de los días, un poema elegíaco, hondo y grave, con un poso de añoranza altiva y experiencia sabia.

En mi opinión, creo que ha compuesto Milagros Salvador un mosaico titánico donde, pedazo a pedazo, no deja resquicio a la improvisación: ha sido una lucha tremenda y trabajada. Afortunadamente, nuestra autora ha vencido en esta lucha creadora y su victoria ha sido aplastante y contundente: Inevitable voz, su inevitable poesía, ya es un Campeón en el Olimpo.

 José Luis Nieto Aranda


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